"Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal/donde queda tu oficina/para irme a buscar..." dice Sabina en su vieja canción Caballo de Cartón, describiendo una escena del Madrid de los '80, que aunque los "labios de neon" de la ciudad, fueran reemplazados por carteles modernos, y mucha... mucha más publicidad, a Madrid, hoy como ayer, le "podrán robar sus días/sus noches, no", y muy a pesar del paso del tiempo.
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Cuando me enteré que vendría a Madrid, a vivir aquí, a vivir esta ciudad, me metí al baúl de los recuerdos. Y allí, cuando estuve en la página de los viejos diálogos que uno tiene a lo largo de su vida, con gente que te aporta ideas, propuestas, reflexiones, que uno no las vislumbra -en ese presente- como posibles verdades, y después, se da cuenta que conciernen a una realidad experiencial -en este presente-, y ve la manera de reconstruirlas, eché ojo a las afirmaciones de un viejo amigo. Si. En una de esas páginas: "Si querés conocer Madrid, no falta leer mucho en las páginas de turismo, no falta acudir a los informes de la ONU, ni a la reseña económica anual del Banco Mundial: escuchále a Sabina".
Le doy, 4 años después, toda la razón.
A ver... Pongamos que hablo de Madrid, te muestra mucho más claramente los dimes y diretes de esta ciudad, que cualquier artículo de un diario, o un "Reality Show" madrileño -de los tantos que la tv local muestra y sobremuestra-. Yo me bajo en Atocha, con "su todo es ahora/con su nada es eterno", te indicará el tren que deberás tomar, para caminar imaginariamente por Las Cibeles, o ir al Puente de los Franceses, donde te encontrarás con gente, que como en Medias Negras, en un paso cebra cualquiera de Linares Baeza, los verás, y que, posiblemente, terminen en un piso, y allí, por que están en Madrid, recalienten "una sopa/con vino tinto, pan y salchichón". O como en Peor para el Sol, termines jugando "a los juegos prohibidos", para volver a un bar -de los tantos que hay en esta ciudad- a brindar con "su silla vacía", con una "cerveza bien fría..." con la imaginaria voz femenina al oído: "me moría de ganas querido/de verte otra vez".
O bien, cuando enciendes la TV y te pasan, como en Una de romanos, "un ciclo en televisión/del cine en tiempos de Franco", hablará después en el noticiero de Telemadrid, de seguro, el viejo que siguió el mediático y real 20 N madrileño, muriéndose por peregrinar al Valle de los Caídos, en una especie de Rock and Roll de los idiotas, hablándote de las bondades de la dictadura, querrá de seguro mandar a la mierda a Sabina, cuando el cantautor afirme que "como mi Felipe/no hay otro igual", por que "el de bigote que dice que España va bien/será para él/por que le tocó en una rifa".
Y subiendo en la línea 1 del metro, allá por Nueva Numancia o Sierra de Guadalupe, veas a algún transexual, recuerdes que "después de toda una vida de oficina y disimulo/después de toda una vida sin poder mover el culo", aquí se vive en la práctica el derecho sexual, y si vas al cine Carretas, seguramente alguna "mano de hombre/casi siempre bucee en alguna bragueta". El ibérico Don Juan, convertido en Juana la Loca, es más que una canción, cuando estás en Madrid.
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Bueno amigos.
Esa es Madrid. Y ese es su intérprete. Sabina.
Cuando voy caminando por La Latina, subo hasta lavapiés, después, voy comprarme alguna cosita, en algún chino de Tirso de Molina, no puedo negar que afirmo : "este Sabina, que alguna vez vivió aquí en Tirso, supo vivir Madrid". Creo que si. Madrid y España. Conoció y conoce la "Mater España/de barba peregrina...la zona judía cristina/pagana/más guapa que ninguna". Y a su gente. Como bien describe a "ese tipo que va al club de golf/que ayer gritaba Yanquee Go home/hoy en su despacho con un adoquín del Muro de Berlín/otrora admirador de Fidel " pudiendo darnos a entender el hoy de la gente de estos pagos que, sumergidos en la actual compra-venta de ideas, vive a plenitud el buen consumo, propio de los tiempos de la globalización.
El desfigurado y tantas veces refigurado cantor, señalando que "nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer", afirmando que era "Jesucristo/el primer comunista/y los curas: esos/ni en pintura", o bien "el Dinero/el único dios verdadero/la monarquía/ángel de la guarda/que hipocresía/ esto es democracia?" nos invita a ir a su canción, y entendernos en este juego bonito que se llama Madrid. "Allá donde se cruzan los caminos/donde el mar no se puede conseguir/donde regresa siempre el fugitivo/pongamos que hablo de Madrid".
Creo que es razonable el usufructo de esta invitación. Madrid desde Sabina. Sabina desde Madrid