Prensa Latina informó días atrás a través de un cable, que la República de Cuba dispone hoy de ocho mil cuatrocientos ochenta y cuatro (8.484) profesionales con el título de Doctores en Ciencias. Esta cifra, donde las mujeres son mayoría, fue fruto de la inversión del 2% del Producto Interno Bruto de la isla en educación superior. No haré referencias a la primaria o secundaria, por razones obvias. Esta pequeña isla, que invierte en investigación, en servicios integrados, y pone a la ciencia en un acercamiento estrecho con los requerimientos de todos los habitantes del país, como quizás no sucede en ningún país de nuestro contienente, a pesar de eso, es blanco de los ataques más infundados y feroces de los medios de comunicación contemporáneos.
Pero, volviendo a las cifras, quiero hacer referencia a otro ámbito de la educación, pero en lo que Cuba aporta para otros países en Cooperación Internacional. -Muy diferente por supuesto a lo que aporta USAID, o los fondos estructurales de la Unión Europea-. Recordemos, que aunque los medios de casi ningún país latinoamericano le dieron destaque- que no hace mucho, con la apertura de la segunda Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en Cienfuegos, se otorgaron unas 400 nuevas becas a alumnos procedentes de Venezuela, Guatemala, Colombia y Bolivia, sin considerar a los cientos de estudiantes que ya están cursando el grado de Medicina, becados por la República de Cuba, en La Habana, o Santiago de Cuba. Ya nadie pone en duda en la actualidad que estos alumnos tienen una formación que implica la puesta en práctica de un programa, que vincula la enseñanza con la práctica. En mi país, estamos muy lejos de esto, a pesar de que somos jueces de buena parla, para todo lo que se refiera a Cuba, y pesar de que la mayoría de los becados en Cuba provienen del interior del país, y nunca recibirían una formación así, en una universidad paraguaya, por que ni siquiera podrían ingresar a la Universidad: simple la ecuación.
La guerra mediática, iniciada con el bloqueo, unas 5 décadas atrás, sigue intacta, y es asumida por las empresas mediáticas de gran, mediano y pequeño porte, excepto la prensa libre, y algunas empresas con tradición progresista. Por que, en definitiva, no se pueden dar cifras sobre educación, salud, deportes, participación electoral, publicaciones, arte, etc, etc, etc... de Cuba. Esa isla es para las noticias de la falta de democracia, de la tristeza profunda y rotunda del cubano, del debate de Mc Cain sobre su supuesta tortura en Vietnam, de la bestia del apocalipsis llamado en la tierra Fidel Castro.
Pero, hay una certeza en la que creo no me voy a equivocar, y ponganle la firma: el día en que Cuba regale sus empresas al capital extranjero -norteamericano o europeo-, tenga Cuba el sistema que tenga, ya no habrá tantos reproches. Para esto, falta mucho aún, muy a pesar de los medios.
Sobre democracia, si existen muchas noticias. Muchas muchas. Encabezadas por los democrácticos Estados Unidos cuyas principales alianzas estratégicas tampoco son muy comentadas por los libres periodistas: Pérvez Musharraf, regulador a fuerza de asesinar adversarios políticos de la Asia Índica, la monarquía hereditaria saudita de Abdalá II, uno de sus principales socios comerciales, entre otros ejemplos.
La guerra mediática sigue intacta. Mientras en mi país, Paraguay, de casi seis millones de habitantes, no tenemos un hospital público en forma para la mayoría, una escuela donde estén conformes alumnos y maestros, un plan social serio, que por lo menos garantice básicamente derechos de trabajadores, donde los jubilados tienen que esperar hasta un mes a veces, para cobrar las migajas con las que deberán pelear contra la vida que les queda, los medios dedican semana tras semana, páginas para denunciar "lo que pasa en Cuba". Claro, los medios si están en algunos casos: a la hora que un presidente paramilitarista y encubridor de asesinatos como Uribe en Colombia, encabece una marcha por la paz -qué ironía- los medios llamarán en todo el mundo a adherirse a estas causas y de paso lavar la cara de este personaje, o cuando haya que destruir la imagen de presidentes que han cometido el pecado de convocar constituyentes para simplemente garantizar un poquito más los derechos de su población, como sucede en Bolivia y Ecuador, los medios sí estarán presentes. Y bueno, es que están emprendidos en sus esfuerzos por la democracia.
En qué mundo vivimos! A finales del 1.600, Don Felipe Huamán Poma escribía en sus crónicas "El mundo está al revés", y hoy en día, a pesar de los casi 500 años, sigue estando. No me cabe la menor duda.