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miércoles, 28 de noviembre de 2007

1999. Un retrato de aquel sueño colectivo

1999. Eramos estudiantes.
Cada uno de nosotros soñaba con un mundo mejor. "Si tengo que ejercer como profesional, lo haré en una sociedad más justa". No solo soñábamos. Creíamos.
...Aún recuerdo al Pepe, a Barba, Carlitos... los dirigentes estudiantiles que "saben. Si, saben lo que queremos todos: La universidad gratuita, como universitarios. A escala país, la reforma agraria, acercarnos más a los campesinos y sus organizaciones, internacionalmente, el socialismo, viejo... el socialismo, la revolución"...
Tomamos Filosofía UNA (Universidad Nacional de Asunción). Sillas. Butacas. Cadenas puestas a la entrada de la Facultad, de la noche a la mañana. Era nuestra subversión. Era la expresión de la lealtad a los ideales revolucionarios nuestros, como jóvenes, que hacíamos el intento de ser leales a aquellos nosotros... aquellos nosotros latinoamericanos, que encendiendo la llama de la justicia, dieron a América Latina sus páginas de libertad más hermosas: era ser leales a Sandino, al Che, al viejo comandante amigo Fidel. Yo, como periodista, le tenía a Rodolfo Walsh conmigo. Si, había que entender de una vez por todas que era necesario el cambio.
Fueron 3 meses.
Después volvimos a las clases. Muchos olvidamos hasta que eramos amigos. Lo tengo que decir, con un color rosa que me come la cara.
Pero, aquella contienda dejó sus marcas. En mi, y me animo a afirmar que también en los compañeros. Ya nada fue igual. Volvimos a las clases,tuvimos que ser normales, y como normales, adaptarnos a cada minuto, a una vida de estudiantes impuesta siempre, donde tenés que callar y prepararte para ser "profesional". Nunca creí el cuento. Pepe, Fátima, Guido y yo, siempre que metíamos la cuchara, como sentenciando, contábamos que no habíamos perdido. Que la historia de la universidad algún, pero algún día nos daría la razón.
...
6 años después, en el Rosa Luxemburgo, cantando unas canciones, vibrando con Alí Primera, Silvio y Víctor Jara, en un abrazo fraterno, nos dimos cuenta que cada uno, siguiendo su camino, seguía encendiendo la mecha, seguía apostando a un futuro mejor. Y con "que se eleve esta oración/y nos vamos pa'la lucha/lo mismito que Bolívar/pa'ser libres otra vez... otra vez.. otra vez", miré a los ojos de cada uno de ellos, los de aquella vez, los de siempre, los amigos que saben que se siente cuando se sueña.
Iba a mi casa. En los 40 minutos de bus, repetía y repetía: "La historia no ha terminado"...
Es que las miradas fijas, los trozos de imágenes que logré guardar, como revelando tantos sentimientos, no denotaban la derrota.
Salí bajo el cielo de estrellas, ya en casa. Después de unos minutos, volví al cuarto. Si. 1999 aún tiene secretos que develar. 1999 es parte de nuestra historia. Pasaban las horas.
Esa madrugada dormí tranquilo.

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