Vine pateando unas latas de cerveza que encontré en el camino de regreso a casa. Mi barrio es así. Ya muy de noche, alcé mi rostro hacia el cielo y he visto unas estrellas. Había más estrellas que un día cualquiera. Y empecé a tararear aquella vieja canción de José Alfredo: "...cuando te hablen de amor/y de ilusiones/y te ofrezcan el sol/y el cielo entero..."
La quietud de la noche, bien que bien, podría convencerme de que este mundo es un mundo habitable, pasible, razonable, querible... amable, como quien dice. Pero, contradictorios pensamientos se pasean como en casa, por esta cabeza. Mi mente inevitablemente atestigua el paso de pensamientos... pasan de uno en uno... de dos en dos...
La semana pasada han convertido en un show de carnaval el epílogo de una tragedia en Chile. Payaso incluido. Unas semanas antes, dieron el Premio Nobel a un pobre perro que alguna vez fue un crítico social, y hoy arremete contra lo popular, rascando la espalda a los poderosos de siempre, y recibiendo elogios de la "prensa internacional"... Al tiempo de que en Ecuador la CNN reduce un golpe de estado a una simple protesta policial. De la misma manera en que unos meses atrás legitimaron en Honduras unas elecciones ilegalmente ilegales, que quebraron el estado de derecho, y ridiculizaron a la OEA, mostrando que es un simple organito financiado por una potencia mundial, que antes que buscar el equilibrio de las naciones americanas, busca mantener el estatus quo, del orden internacional.
Vaya pensamientos. Estaba por llegar a casa.
Hace casi seis meses, el mundo se llevó a una gran persona, trabajadora, luchadora y soñadora, que fue mi hermano (y no digo esto por que es mi hermano), mientras solo cuatro días antes era baleado un senador mafioso, quien "milagrosamente" salió ileso, dando "gracias a Dios" de que le salvara en tal percance.
A la luz de esa noche, buscaba la razón de las cosas, buscaba los por qués, los sentidos de esos pasos nocturnos, el por qué estaba yo... y quién era yo! para cuestionar e intentar armar este rompecabezas. Un rompecabezas que durante siglos se intentó explicar, cambiar, ordenar, sin mucho avance.
Este mundo raro, al cual llegué por misterio, y del cual nos vamos también en el misterio. Una noche me vi llorando 29 años de relación fraterna, por un minuto infeliz.
Al llegar a casa, vidas estaban respirando. Durmiendo. Bellas y tapaditas. Pude sentir el mechón de vida que me empuja aún. Puse mis frustraciones en sus respectivas cajitas. Tapé el pie destapado de mi hija pequeña. Acomodé el peluche de la mayor. Después de unas horas de sueños, empezaría un nuevo día.
No sé qué mundo espera a estas vidas también mías. No sé cuánto más caminaré por estas calles. Definitivamente, esto no es tan sencillo como se pinta. Pero, la vida, a pesar de todo, debe ser vivida. Granitos de arena, para una construcción, quizás marcada por las frustraciones y fracasos, pero, necesaria de estos granitos.
No entiendo este mundo raro. Pero aquí estoy. Aquí estamos.
Me acosté y poco a poco me confundí en los sueños aquellos. Digo que estoy... en este mundo raro. Así es amigo José Alfredo. Así es.
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